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viernes, 7 de noviembre de 2025

Los sofistas

personajes de la Grecia antigua

Los sofistas fueron un grupo de estudiantes y maestros de retórica (el arte del discurso) que vivieron principalmente en Atenas durante los siglos V y IV a. C.

Los sofistas no fueron un grupo homogéneo: cada maestro predicaba y enseñaba a su manera, sin un conjunto de reglas o principios que seguir. Los sofistas más famosos son Protágoras (485 – 411 a. C.) y Gorgias de Leontinos (483 – 375 a. C.), quien todavía hoy es conocido por sus obras Sobre la Naturaleza o el No Ser y Encomio de Helena.

Tanto Protágoras como Gorgias tuvieron como contrincantes filosóficos a Sócrates, Platón y Aristóteles. Ambos aparecen como personajes en varias de las obras platónicas y además fueron acusados de persuadir audiencias y asambleas políticas para beneficio propio.

Historia y etimología del término “sofista”

La palabra “sofista” viene del griego sophistes, formado por la unión desophía, “sabiduría”, y sophós, “sabio”. No se los consideraba maestros de la sabiduría sino profesionales del conocimiento y la elocuencia.

Pero dado que los poetas y filósofos cobraban por sus servicios, se les acusó de perseguir a través del debate no la verdad, sino únicamente la victoria argumentativa, incluso a través de métodos de pensamiento falaces o deshonestos, un reclamo que les hicieron sus contemporáneos, como Píndaro (c. 518–438 a. C.) o Sócrates (470–399 a. C.).

A partir del siglo V a. C., el término sofista comenzó a emplearse con el sentido de farsante o charlatán. Esto se aplicó no solo a filósofos sino a escritores, poetas, oradores y profesores de retórica por igual.

Sofistas más importantes

Algunos de los principales sofistas de la tradición griega fueron:

Protágoras de Abdera

Protágoras (c. 485–c. 411 a. C.). Fue un pensador, viajero y maestro griego de retórica y fue uno de los maestros más conocidos y exitosos. Viajaba por el país cobrando elevadas tarifas por enseñar, por ejemplo, el correcto uso de las palabras.

Enseñó a sus alumnos las habilidades y el conocimiento necesarios para una vida exitosa, especialmente en política, en lugar de filosofía. Entrenó a sus alumnos para discutir desde el punto de vista, porque creía que la verdad no puede limitarse a un solo lado del argumento.

Protágoras escribió sobre una variedad de temas y algunos fragmentos de su trabajo han llegado hasta nuestros días. Él es el autor de la famosa frase: “El hombre es la medidade todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son”., que es la oración inicial de su obra llamada Verdad. Esta oración sería uno de los pilares del relativismo. También enseñó cómo hacer que el argumento más débil sea el más fuerte, haciendo convincentes las posiciones impopulares. Según Platón, Protágoras define su arte como educar a los hombres.

Platón le dedicó uno de sus diálogos, llamado Protágoras.

Gorgias de Leontinos

Es otro sofista (483–375 a. C.)conocido, autor de una obra perdida conocida como Sobre la Naturaleza o el No Ser, donde argumenta que no existe nada, trata de convencer a sus lectores de que el pensamiento y la existencia eran diferentes y dijo que lo que importa es la adherencia, no la enseñanza de lo justo o lo injusto. Es importante señalar que Gorgias iba en contra del pensamiento de Parménides, quien afirmó la existencia del ser y la imposibilidad de la existencia del no ser. A diferencia de este pensador, afirmó que el ser no existía, porque las definiciones que le dieron los diferentes filósofos que lo precedieron eran contradictorias.

Fue discípulo de Empédocles y conocedor del pensamiento de Zenón de Elea y de Parménides. Fue respetado como filósofo incluso por sus detractores. Algunos le atribuyen el rol de padre de la oratoria y fundador de la epidíctica, que es una forma de discurso que elogia o censura a una persona. Sus obras más conocidas son Sobre la Naturaleza o el No Ser y el Encomio de Helena.

Pródico de Ceos

Fue un sofista (465–395 a. C.) de las primeras generaciones y contemporáneo de Sócrates, cuyas enseñanzas se centraban en la gramáticay la retórica. Ninguna de sus obras sobrevivió hasta hoy, pero existen numerosas referencias a él en obras de otros autores. Entre sus intereses estaban la astronomía, el >lenguaje, la ética y la religión.

Hipias de Élide

Este personaje (c. 460–c. 400 a. C.) fue un destacado geómetra, descubridor de la cuadratriz, con la que dio respuesta a problemas centrales de la geometría griega. También se le atribuye una gran memoria y la invención de numerosas reglas mnemotécnicas.

Trasímaco de Calcedón

Se sabe poco de la vida de este sofista (459–400 a. C.), que aparece en los diálogos platónicos y en la República de Platón, en particular en las reflexiones respecto al rol de la justicia. Hay algunas referencias a él en la obra de Clemente de Alejandría.

Los mayores y mejores sofistas conocidos fueron Protágoras de Abdera (c. 490-421 a. C.), Gorgias de Leontinos (c. 487-380 a. C.), Hipias de Elis, Licofrón, Prodicos ― que habría sido maestro Sócrates y Trasímaco― y Calicles, aunque había muchos otros de los cuales sabemos poco más que los nombres.

 

Sócrates y los sofistas

Sócrates creía que los sofistas eran sus enemigos intelectuales. Si bien consideraba a Gorgias y Protágoras como verdaderos filósofos, a él y a Platón se debe el sentido negativo del término “sofista”. Los principales motivos de esta enemistad se pueden resumir en los siguientes puntos:

  • Los sofistas cobraban por la enseñanza de sus saberes y el acceso a “la verdad”, mientras que Sócrates conversaba de manera gratuita con cualquier ateniense que estuviera dispuesto a hacerlo.
  • Los sofistas poseían un saber enciclopédico y empleaban el debate como método de enseñanza, mientras que Sócrates creía en el diálogo y en las preguntas y respuestas orientadas como método de enseñanza.
  • Para los sofistas, el cometido primordial era la persuasión del otro, mediante argumentos lógicos o argucias (argumentos falsos) destinadas a emocionar a su audiencia, mientras que Sócrates estaba firmemente comprometido con la búsqueda de la verdad.
  • En general, los sofistas eran críticos de la tradición religiosa griega; mientras que Sócrates era devoto de la ley y se sentía fuertemente vinculado a Atenas y sus tradiciones.

 

Uso actual del término «sofista»

El sentido general del término sofista se corresponde con el de charlatán o malabarista conceptual. Sin embargo, algunos pensadores contemporáneos, como Michel Onfray o Giorgio Colli, reivindican la importancia de los sofistas en la tradición del pensamiento occidental.

Los tratados de Protágoras y los de Gorgias son antecedentes filosóficos de las concepciones actuales sobre el lenguaje y el uso de la palabra. Ya Nietzsche, en el siglo XIX, decía que en lugar de  Sócrates y Platón, los sofistas habían sido los verdaderos primeros filósofos de la antigüedad griega.

Características principales del pensamiento sofista

Son dos los sofistas más destacados: Gorgias (483-375 a.C.) y Protágoras (485-411 a.C.), quien presenta algunas de las ideas más relevantes y destacables de esta corriente filosófica.

Los sofistas eran profesionales de la retórica, cuya práctica profesional consistía en transmitir el arte del discurso. Los seres humanos, los hombres que vivan en sociedad y la cultura eran los temas de interés de estos filósofos, quienes tenían como objetivo principal alcanzar el éxito en el debate, ganar e influir en el oponente.

Existen otras características destacables de los sofistas. Veamos qué rasgos eran señalables y definitorios de ellos.

1. El uso de la retórica

Como ya hemos mencionado, el modo más utilizado por los sofistas para transmitir su conocimiento era la retórica, que consiste en un conjunto de técnicas que permiten al sujeto expresarse y comunicarse mejor. El modo de impartir su enseñanza era unidireccional y cerrado, es decir, solo hablaban ellos y sus oyentes no los podían interrumpir. De igual forma, su discurso transmitía mucha información pero de manera sintetizada.

2. Corriente subjetivista

Los sofistas fueron los primeros pensadores en plantear el subjetivismo, corriente que destaca por otorgar mayor importancia a los sujetos respecto a los objetos. De este modo, afirman que no hay una única realidad y que el conocimiento de esta depende de cada sujeto, de sus experiencias, valores, creencias y emociones. Dicho de otro modo, opinaban que la realidad no existe sin el sujeto, sin la intervención de su mente.

3. El relativismo moral

Relacionado con el punto anterior, la inexistencia de la realidad sin el sujeto, sucede lo mismo con la distinción de bueno y malo. Una de las características de los sofistas es que para ellos no existe un criterio universal en el ser humano que le sirva para saber juzgar lo que realmente está bien o mal o lo que es verdadero o falso., sino que dependerá de cada individuo, de sus valores y moral. Así, habrá distintas opiniones de lo que es bueno y malo, siendo todas ellas igual de válidas. De ahí, que Protágoras dijera:



El ser humano es la medida de todas las cosas”.

Del mismo modo, van a establecer que las leyes o las costumbres son fijadas en función del hecho de que existen diferentes formas de concebir el bien o el mal, es decir, es relativo y varía dependiendo desde donde nos acerquemos. Por tanto, por ejemplo lo que para un ateniense está bien y es correcto para un espartano no, porque son culturas con códigos diferentes, porque existen diferentes sistemas morales igual de válidos y porque es construcción social.

En resumen, afirman que la verdad, la moral y la distinción entre bueno y malo depende de cada individuo o sociedad. Para ellos no existe una verdad universal, para todo el mundo, y como tal no podemos establecer un modo de actuación correcto para todos.

4. La finalidad instrumental de la filosofía

Ya hemos visto que los sofistas eran filósofos profesionales que cobraban para enseñar sus conocimientos; etendiendo la filosofía como un modo de transmitir las técnicas necesarias para ser un buen orador, rasgo que valoraban como esencial para triunfar en política y conseguir influir en los adversarios, que era la finalidad de su actuación.

5. La finalidad del discurso

Como ya hemos avanzado, la última finalidad del discurso era convencer, sin importar las estrategias que se utilizaban ni la veracidad o sentido del discurso. Los sofistas enseñaban la técnica de persuasión y sus alumnos asimilaban la información de forma pasiva, es decir, no podían realizar contraargumentos o poner en duda el conocimiento planteado, no se debatía durante las lecciones.

6. La importancia de la democracia

El sistema de democracia parlamentaria permitió a los sofistas poner en práctica sus habilidades y participar en la política. La intervención de la ciudadanía en las cuestiones políticas, beneficiaba a estos filósofos cuya función era formar a los ciudadanos en persuasión y modo de debatir.

Eso sí, opinaban que solo podían ser partícipes en el debate democrático las personas que estuvieran formadas y tuvieran el conocimiento de las estrategias adecuadas. Vemos otra vez, cómo esta afirmación se relaciona con su función.

7. La felicidad del individuo

Valorando los rasgos más característicos que conocemos sobre los sofistas, destaca en ellos la necesidad de éxito, de sobresalir, de lograr vencer a sus oponentes… objetivos vinculados con ser el mejor.

Así pues, no es de extrañar que su modo de alcanzar la felicidad, de ser felices, se vinculara con conseguir el éxito, la fama, lograr influir a los demás y ser reconocidos por ellos.

La finalidad no es presentar un discurso válido o coherente, que sea útil en el ámbito de la política, sino conseguir el éxito mediante el discurso. Este es el motivo de la felicidad.

8. Las leyes se pueden modificar

La defensa de la democracia que plantean este grupo de filósofos mantiene relación con la afirmación de poder cambiar las leyes. En otras palabras, para poder aplicar su conocimiento y enseñanza, para poder participar en la política es necesario que esta se pueda modificar y sea variable y que no se establezca de modo permanente a lo largo de la historia.

Del mismo modo que no hay una realidad única y verdadera, tampoco podrá haber una política o leyes universales y únicas. Por este motivo, a medida que vaya progresando y cambiando la sociedad, también lo deberán hacer las leyes.

9. Estudio del individuo

Los filósofos anteriores a los sofistas se habían centrado especialmente, en estudiar la naturaleza, la creación y origen del cosmos. En cambio, los nuevos pensadores, los sofistas, rompieron con esa temática y se focalizaron en el estudio y conocimiento del hombre y de la sociedad, y de los distintos factores vinculados, como la política o la enseñanza.

10.Agnosticismo

Ante la idea de un dios o de varios dioses se muestran agnósticos; es decir, sostienen la idea de que no existe la certeza de si los dioses existen o no y de cómo son física y psicológicamente, ya que, según los estos son muchas las variables y los factores que no nos permiten saberlo a 100%.

De esta forma, Jenófanes, llegaría a afirmar que la divinidad es una invención del ser humano y que, por ello, los dioses griegos no son iguales que por ejemplo los egipcios, porque obedecen a las propias características de una cultura o comunidad concreta. En otras palabras, destacan las diferencias de dioses presentes en cada cultura o sociedad, respaldando así la idea de la variación de pensamiento, de ideas e incluso creencias según el individuo y su entorno.

11. Pragmatismo

Otro rasgo destacable de los sofistas es el pragmatismo, entendido como la realización de una conducta, de una acción, en función de si son beneficiosas/útiles o perjudiciales/inútiles para conseguir un objetivo, meta o fin particular, independientemente de si es bueno o no: Podríamos mentir para obtener un beneficio propio. Por tanto, nuestras acciones no las realizamos en función de si son buenas o malas.

Como ya sabemos, plantean que lo bueno y lo malo es relativo, y variará según la interpretación o valoración que haga cada individuo. De este modo, no nos podemos guiar o actuar según esta distinción, el único motivo que nos debe mover es alcanzar nuestros objetivos, nuestra felicidad, nuestro beneficio.

12. Escepticismo

También es característica su postura escéptica sobre la realidad o qué es verdad. Para los sofistas no existe en el mundo una entidad que establezca que esté bien o mal, es decir, dudan y cuestionan la verdad absoluta y la forma en la que nos acercamos a nuestra realidad. Lo cual, se debe al hecho de que no existe una relación directa entre nuestra mente y el mundo real (a veces podemos pensar cosas que no son verdad): No sabemos si lo que percibe nuestra mente es verdad o mentira.

La realidad al ser cambiante y depender de quien la descubre o la conoce, del punto de vista que escojamos, hace imposible que creamos que existe una única verdad absoluta para todo el mundo. Por esta razón se muestran escépticos ante la verdad, puesto que dependerá de quien la interprete, nada nos asegura que no pueda ser mentira si valoramos otra perspectiva.

¿Qué enseñaban los sofistas?

Los sofistas, muy ligados al sistema democrático ateniense, se dedicaron de forma profesional a enseñar oratoria (saber expresarse en público de forma persuasiva y convincente) y retórica (saber elaborar un discurso en todas sus fases: contenido-estructura, sintáctica, memorización y exposición) a los ciudadanos que en su mayoría se dedicaban a la política.

Pues, debemos tener en cuenta, que estamos en un momento en el que se consideraba que una de las virtudes imprescindibles de los políticos era la de saber expresarse bien y transmitir sus ideas de forma convincente para seducir a sus homólogos en la asamblea del ágora.

En definitiva, los sofistas enseñaban el arte de saber expresar, saber hablar y defender una idea a cambio un salario. Y es que, los sofistas fueron los primeros filósofos en recibir un honorario a cambio de sus servicios. Hecho que hizo que fueran muy criticados por otros grandes pensadores como Sócrates o Platón, los cuales, llegaron a decir de ellos que eran traficantes y que no eran libres de debatir con la gente porque solo conversaban con aquellos que les podían pagar.

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Imagen:Google Sites


Bibliografía